EDICIONES AVERSIVAS

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viernes, 19 de febrero de 2016

ILUSIONES DE MASAS, CONSUELO DE ELITES CAMBIAR PARA QUE TODO SIGA IGUAL



-La llamada crisis económica en el Estado Español y en occidente en el 2008, hizo temblar los cimientos de la creciente clase media, además de provocar cambios sociales y políticos para repartirnos las consecuencias que ésta había provocado. Ya en 2015, el malestar y la indignación emergentes del descontento social originado por la crisis se transformaron en ilusiones parlamentarias cuando las masas avistaron una posible renovación democrática al surgir nuevos partidos políticos rejuvenecidos y dispuestos a prometer una nueva deriva política más democrática y trasparente.
Las nuevas caras empezaron a inundar los medios de formación de masas, se empezaba a vislumbrar una ruptura con el llamado bipartidismo en la conciencia general, ya que las nuevas promesas de la política y sus propuestas reformistas y populistas calaban en la población y abrían el camino para volver a entusiasmar a la gente y generar un clima de nueva confianza en la democracia partitocrática. Ésta estaba en decadencia, salpicada de corrupción, inmovilismo y medidas draconianas aplicadas a la sociedad, necesitaba un impulso, un aliciente al espectáculo que rompiera con el aburrido circo que impartían los partidos tradicionales. Aquí es donde surgen, primero Podemos y más tarde Ciudadanos (aunque llevaba más de 10 años en el escenario político), que son como marcas blancas de los partidos de izquierda y derecha tradicionales pero con nuevas propuestas, lideres jóvenes y buenos oradores en los debates y shows de TV, además de una nueva parafernalia con colores más vistosos y vivos, lo ideal para volver a confiar en los nuevos amos tras una infalible sobreexposición mediática.  Resulta curioso y da que pensar la cobertura de la que han gozado estos partidos en la cadenas de televisión. Existe gente que piensa que la emergencia de estos partidos se debe a una maniobra de las elites capitalistas más previsoras, y de Estado, mediante “operaciones invisibles” y de cobertura mediática para que la gente volviera a confiar en el Sistema gracias a estas nuevas formaciones y personajes “frescos”, recién salidos del horno del marketing. La Verdad es que si da que pensar pese a sus tintes conspiranóicos, pero tiene su lógica.
Tras unos meses de inundación mediática y de debates televisivos líderes de audiencia, el 20 de diciembre del 2015 se acercaba, y se empezaba a sospechar que los partidos de la transición del 78 iban a sufrir un fuerte varapalo, pero no el suficiente para llevarlos a una derrota, pues sus masas de votantes fieles al partido no retroceden ante los múltiples escándalos de corrupción, pleitos judiciales y shows mediáticos-cómicos en el que estaban sumergidos sus líderes.
  La nueva ilusión partitocrática se vislumbró en las urnas y la abstención disminuyó por la asistencia a los colegios electorales, de jóvenes y no tan jóvenes, inconformistas unos, reaccionarios otros, pero todos esperanzados en un cambio parlamentario, ya cansados del esperpento del Partido Popular o de los “traidores” del PSOE.
          .Podemos entusiasmar: Socialdemocracia, ciudadanismo y crecimiento ilimitado. De la TV al parlamento.
-Podemos se declara heredero del movimiento 15M y se autoproclama como su predecesor, pero esta vez en el Parlamento. El protagonismo que ha acaparado en los medios, sobre todo su equipo dirigente (P. Iglesias, Monedero, Errejón, Bescansa) le ha impulsado a ser la tercera fuerza más votada, a pocos votos del PSOE. El discurso democrático, participativo, horizontal que sus promotores no paraba de proclamar choca con la práctica dirigista, autoritaria y vertical de estos, pues cada vez se van alejando más de sus bases dando paso a su verdadera esencia. Sus propuestas de construir un Estado Social y Democrático, dejar de pagar la deuda ilegitima, nacionalización de la banca, defender salarios y pensiones dignas, paralizar los desahucios, promover la vivienda pública, derecho al trabajo, redistribuir los recursos de manera justa, endurecer las penas por corrupción, impedir la privatización de los servicios públicos, abolir privilegios políticos, combatir la violencia machista, rechazar invasiones militares sin referéndum, regeneración ética de la política, etc. Con estas propuestas Podemos no solo confirma su intención de no salir del sistema capitalista, sino que su función se reducirá a que la indignación y descontento se canalicen a través de las urnas para que todo continúe igual, la dinámica explotación-consumo-destrucción. Lo primero que desea Podemos es ganar, tener un puesto en el poder y luego ya se verá. Existe un Podemos para protestar y otro para ganar las elecciones. Para ellos el Estado es una institución que nos protege de los terribles mercados capitalistas, pero que a su vez y en realidad, lo que el Estado protege de verdad y de lo que se sirve para su existencia es del Capitalismo, pues el Estado, tal como está estructurado, está directamente vinculado con la acumulación capitalista.
Podemos se ha ido alejando de sus principios y ha ido “picando” de un lado y de otro según sus intereses, además de su efecto desmovilizador de las protestas sociales en las calles, pues son la pacificación del presente y la contrarrevolución del futuro. Su culto a la personalidad (el 15M rechazaba los liderazgos), jerarquía, poder, defensa de la nación, la democracia, el Estado sobre todas las cosas, un patriotismo light, nacionalismo progre, militarismo y pseudoanticapitalismo hacen de Podemos unos apuntaladores del sistema estupendos y maravillosos. Son “patriotas de Estado” como se hacen llamar, una mezcla de socialdemocracia reformista, neokeynesianismo, populismo latinoamericano y de la izquierda autoritaria de toda la vida. Su líder indiscutible, Pablo Iglesias con su elocuencia y su desparpajo antes las cámaras, ya expresó su amor por la nación, el Estado, con su “viva las fuerzas armadas, viva la guardia civil y viva los agentes de Policía”, dejando claro su militarismo como línea estratégica para sumar simpatías en círculos dispares.  Hay que apuntar, que uno de los síntomas de la servidumbre voluntaria es la admiración por el amo, Pablo ha acaparado esa admiración generalizada y ha demostrado, según esta teoría, que estamos en un país de siervos y vasallos.
También hay que declarar el carácter productivista y desarrollista de Podemos. Monedero ya habló de que había que re-industrializar el territorio, supongo que para crear empleo pero, ¿a qué precio? Su defensa y apología del crecimiento y del progreso en algunas declaraciones de sus líderes muestran su talante desarrollista y despilfarrador al igual que los demás partidos, haciéndonos ver que gestionar el desastre y el ecocidio generalizado es suficiente para ellos. La naturaleza para ellos es un simple medio de riqueza y ocio de la que hay que aprovecharnos, y no como nuestro medio donde desarrollamos nuestra vida, formamos parte y que dependemos de ella. 
El discurso de Podemos se basa sobre todo en buscar una buena gestión económica de las instituciones del Estado, eliminando la corrupción y ciertos privilegios políticos y económicos del que gozan los políticos. Además de defender el llamado Estado del Bienestar. Esa búsqueda de la “buena gestión” es la que ha traído muchos votantes y simpatizantes que creían que el gran mal de la democracia podría extirparse, veían como la crisis económica podría estar relacionada con esa mala gestión y con la corrupción, aunque éstas siempre han sido inherentes al sistema de representación parlamentaria y al poder en general. Este discurso no ha calado solo en la clase madia, que es su base electoral, sino también en los inconformistas e incluso anarquistas, que lo ven como una oportunidad para sacar del poder a la derecha del PP y como un avance social, ya que “la gente no lo pase tan mal”, “habrá más trabajo”, “no te van a cortar la luz o a echar de tu vivienda”…sin embargo, si los trabajadores de hoy en día no tienen ni eso, es porque se conforman solo con eso.
Está claro que no todos los partidos políticos son iguales, pero aunque se cumpliese la mitad de lo que prometen, seguiríamos estando igual: pobres, explotadas vendiendo nuestro trabajo y dominadas no pudiendo gestionar nuestras vidas. Ya sabemos que el poder corrompe y que el verdadero cambio se dará desde abajo, en las calles, por mucho que nos intenten vender la moto. A la gente le gusta oír soluciones fáciles y quiere volver a la opulencia del 2007, es decir, más trabajo, más dinero y más consumo, cosa que difícilmente se vuelva a dar. Podemos no podrá cumplir sus promesas de crecimiento económico, si consiguiera el poder,  ni con algunas de sus propuestas estrella de sus inicios, como la renta básica universal. El programa económico de Podemos es un neokeynesianismo de carácter productivo-redistributivo que obvia el peak oil y su desplome de producción, el cambio climático y el posible colapso del capitalismo globalizado y de la civilización industrial tal como la conocemos ahora. Podemos sigue en la senda del mito liberal de crecimiento y progreso ilimitados. El crecimiento continuo produce devastación y destrucción ilimitada. 
Apoyar cualquier gobierno, ya sea de izquierdas o derechas,  constituye una traición a los intereses obreros, de clase y sociales. Se ha apostado mil veces por el asalto institucional y llevamos recogiendo sus frutos más de cien años. El movimiento obrero ya apostó al todo o nada en las elecciones y perdió. La mayoría de las personas piensan que en las elecciones nos jugamos mucho, más que lo que realmente está en juego. El PSOE ya desarticuló el movimiento social de la transición con sus promesas de socialismo y democracia, y Podemos parece que ha hecho lo mismo 30 años más tarde.
            .Democracia, progreso y capital.
-La democracia de la que tanto se alardea desde occidente es un simple régimen partitocrático capitalista. La palabra democracia no significa “poder del pueblo” sino que deriva de 3 palabras: demiurgo (artesano), geomoros (campesino) y cratos (Estado), es decir, el Estado de artesanos y campesinos.  La soberanía del pueblo es delegada a los políticos profesionales que la manejan a su antojo y al de las empresas de turno. Nuestras necesidades reales son vendidas igual que si fueran un producto de mercado, mientras acumulan poder y riqueza a costa de la masa trabajadora, sumisa y votante. La corrupción no es la excepción, sino la norma, prácticamente ha sido legal desde la transición. Como ya se ha dicho, la crisis no ha sido culpa de la corrupción sino de movimientos especulativos financieros internacionales fuera del alcance de los Estados, y para separar al Estado de las finanzas seria tener que salir del capitalismo, y Estado y Capital van unidos para perpetuarse.
Siempre se nos ha dicho que la democracia es la mejor forma de Estado, el mejor de los regímenes, siempre ha sido repetido hasta la saciedad. Pero la realidad es diferente: cárceles (70.000 presos actuales), partidos asociados a negocios y empresas, justicia vendida al poder, aforados, manipulación de los mass media por grandes grupos financieros, economía esclavista, falta de libertad de conciencia para votar, “puertas giratorias”, leyes con afán recaudador…La democracia no se basa en el bien común sino en el de la élites, favorece intereses de empresa a la hora de legislar.
La falta de libertad de conciencia (en este caso para la emisión del voto) está supeditada a la propaganda y al marketing de los partidos. Los medios son el cuarto poder y esto lo saben utilizar muy bien las formaciones políticas  para sus intereses, y así venden mejor sus propuestas, aunque muchas de éstas acaben en saco roto.
La democracia necesitaba un cambio de imagen ya que se había perdido la confianza en los partidos tradicionales, y se necesitaba una renovación partitocrática, y que mejor manera de impulsarla que con los medios y mediante tertulias televisivas. Se tenían que crear nuevas formaciones o impulsar otras ya formadas para volver a ilusionar a los electores y así se volvería a tener confianza en el sistema. Al seguir ausente la revuelta, ya que nadie creía en un estallido social pues la gente tenía miedo a perderlo todo y se acababa conformando con el presente.
La cara más oscura de la democracia, la que simboliza la represión, el control, adoctrinamiento, violencia, la tolerancia a la opresión…engendran el miedo y la paralización por un lado, por otro, el individualismo, la comodidad, la inmediatez, el conformismo y la mediocridad hacen el resto, el inmovilismo absoluto y la perpetuación de la dominación.
En búsqueda de la paz social con el ciudadanismo como ideología dominante pretenden que seamos autómatas al servicio de la economía y de las clases poderosas. Toda la política parlamentaria se encuentra dentro de los cauces de la ideología progresista y desarrollista que da pie a la idea de crecimiento continuo e ilimitado, lo que nos llevaría al abismo del colapso. Por lo tanto la democracia es el gobierno de la demagogia y está orientada a dirigir y controlar a la población en post de intereses capitalistas de mercado. Los Estados solo buscan perpetuarse en el poder y seguir creciendo, para ello necesitan el control ciudadano, enormes cantidades de energía y un mercado globalizado para comprar y vender sus productos, las personas somos solo pequeños engranajes sustituibles en su gran Máquina, pero a su vez necesarios, pues se valen de nuestra fuerza de trabajo, pensamiento y consentimiento para fortalecerse y continuar como la única forma de organización social aceptada.
            .El cenit del capitalismo.
-Estamos llegando al fin de la energía barata que ha sido el motor del capitalismo globalizado y de la industrialización.  Existe una crisis civilizatoria: económica, financiera, energética, ecológica, alimentaria, política y de salud. Paradójicamente en nuestros días, el petróleo ha bajado su precio, no porque se estuviera extrayendo mucho crudo o se hayan descubierto pozos nuevos y rentables, sino por movimientos geoestratégicos internacionales.  Nadie se imaginaba que en el 2016 valiera el petróleo a 50$ el barril, pero Arabia Saudita está aumentando la venta de petróleo barato para perjudicar a EE.UU y sus costosas inversiones en fracking para que no les sean rentables en el mercado y así paralizarlas. Para que sea rentable a EE.UU extraer por medio de fracking, el barril debe de estar por encima de los 90$. También se especula que Arabia Saudita exporta petróleo barato para debilitar a Irán, su enemigo, y así también a Rusia por su apoyo en Siria de Bashar al-Ásad. Otros países están intentando hacer lo mismo, incluso Colombia. Son estrategias geopolíticas para debilitar a sus adversarios. El petróleo volverá a subir y, posiblemente, pegando un buen batacazo a las economías occidentales dependientes del exterior.
La Era del Capitalismo Carbonífero, como lo llama Mumford, está llegando a su fin, ha chocado con los límites que impone la naturaleza, aunque esta era petrolífera, acabará antes de que el mundo se quede sin petróleo. Ya no será un “bien socializado” pero se seguirá utilizando para fines industriales, militares y geoestratégicos. El Sistema tiene una gigantesca dependencia de las energías fósiles y de movilidad, por ello la globalización empieza su fase terminal. En el año 2010 se sobrepasó el llamado pico del petróleo (peak oil), y a partir de ahí su producción irá disminuyendo. Los combustibles fósiles son el 80% de la energía que empleamos, además nuestro planeta está productivamente deslocalizado (necesitando así del transporte) y unos 3000 productos cotidianos y necesarios en las sociedades modernas, desde medicinas a piezas informáticas, están hechas con petróleo. Se contabilizan que 9 de cada 10 calorías que consumimos son petróleo (maquinaria agrícola, pesticidas, fertilizantes, transporte a las ciudades) por lo tanto, nuestra dependencia al llamado oro negro es enorme. En las economías capitalistas no se puede dar crecimiento económico sin un aumento del consumo de energía y de producción de basura por lo que la idea tan pregonada de crecimiento y progreso continuos solo nos puede conducir a miseria y residuos.
Otros combustibles fósiles como el carbón, el gas o el uranio también se enfrentarán a sus picos y declives en la próxima década, agravando así la situación. Hoy en día, el carbón es el principal generador de electricidad, en EE.UU genera un 50%, en España es similar, aunque en los últimos años está cambiando esta tendencia y en las centrales térmicas se está utilizando mas gas natural (62,7%) que carbón (29,2%). Si quisiéramos pensar en la energía nuclear, primero habría que decir que la construcción de centrales nucleares y la minería de uranio dependen totalmente del petróleo (lo mismo ocurre con las renovables, con su construcción y su mantenimiento) y, como se ha dicho anteriormente, el uranio también tendrá su declive. Por lo tanto no existen milagros energéticos para las sociedades hiperconsumidoras de energía, ni con renovables, ni biocombustibles o nuclear, ni con los llamados mix energéticos. Según Ramón F. Duran, del 2010 al 2030 asistiremos a la “Quiebra del Capitalismo Global” que será la primera etapa del colapso de la civilización industrial gracias al agotamiento del petróleo y de los combustibles fósiles. No existe un “plan B” energético ya que en una sociedad basada en la hipermovilidad (de personas y mercancías) y en un consumo frenético de energía, se necesitan ingentes cantidades de ésta para que funcione todo, y sin combustibles fósiles esto no es posible.
El petróleo irá subiendo y con éste subirá todo, lo primero y más fundamental, los alimentos. La guerras por los recursos y las revueltas sociales aumentaran y seguramente, si no se lucha y no se hace nada, los poderes dominantes aplicaran políticas cada vez mas represivas, o como José Ardillo llama en su libro el Salario del gigante, en un Ecofascismo.
Como dice un proverbio chino, “lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar”, y por lo que parece, el mito del crecimiento ilimitado sugiere lo contrario. La falacia del crecimiento continuo en el que se basan las economías capitalistas (y comunistas autoritarias) y el agotamiento del petróleo provocarán un derrumbe financiero-corporativo a escala mundial que será el principio del fin de la sociedad globalizada. El Homo ecomomicus, con su inquebrantable fe en el progreso y en la tecnología, pretende mantener hasta la saciedad esta sociedad industrializada y tecnológica aun sabiendo que el colapso puede ser todavía más brusco y demoledor. Pese a los intentos del aparato mediático por hacernos sentir culpables a los consumidores del despilfarro energético y material y de la destrucción medioambiental, hay que apuntar que el consumo de la energía industrial es cuatro veces mayor que el consumo domestico y que los mayores generadores de residuos contaminantes son las industrias; que vivan 3500 millones de personas en 500 metrópolis en una sociedad que tiende al consumo, como es lógico, generaran enormes cantidades de residuos, polución y contaminación.
La fe en el progreso, la industrialización y el desarrollo han encandilado a las masas y a las elites de todo el mundo, llevamos ya 6.000 años de Estado, patriarcado y guerra, es decir, de dominación total de humanos, de animales y de la naturaleza y parece que estaremos más sino despertamos y pensamos de verdad. El binomio Estado-capitalismo no se acabará por sí solo, pues es un modelo también social, no únicamente económico, por lo tanto, no hemos de olvidarnos de esta dimensión social del capitalismo y centrarnos sólo en la destrucción medioambiental, pues si no nuestra crítica acabaría sesgada y siendo estéril y parcelaria.
Ni los partidos ni los políticos nos van a salvar de este desastre que nos conduce el sistema y su ideología del crecimiento, no se escuchan ni se oyen propuestas, pues los explotados somos los que sufriremos la escasez y la miseria. Nada se habla del ecocidio mundial, de los límites de la biosfera, del deterioro de la salud, del aumento de patologías, de la saturación de las megalópolis o de la medicalización de la vida que nos afecta individualmente y como especie. En la sociedad del ganar dinero y el crecimiento como un fin en sí mismos, lo importante sólo es ésto, nada más. Si nos han convertido en “masas multiculturales desestructuralizadas”, individualistas y hedonistas egoístas;  la autoorganización, el apoyo mutuo y la solidaridad serán conceptos caducos a desechar en la sociedad moderna de la “información, la comunicación y la tecnología”, y así los poderosos se sentirán aliviados. No podemos vivir en libertad, igualdad o fraternidad ya que éstas no son compatibles con el mundo centralizado, jerárquico y artificial como éste, lo demás es demagogia.
            .Del optimismo tecnológico a la deriva civilizatoria.
-La confianza en la tecnología y en los avances de la ciencia enamoran tanto a las masas como a las elites, transmitiendo un ilusorio optimismo y creencia de que todo se solucionará mientras la Ciencia y la tecnología vayan avanzando y se vayan superando a sí mismas. Tras la artificialización completa del espacio social, los seres humanos y su nueva religión, la Ciencia, hemos ido desechando mitos y aceptando otro mientras 1000 cosas avanzaban y 999 retrocedían. Acumulación de residuos, polución, agotamiento de recursos, agujero de la capa de ozono, calentamiento global, cambio climático…todo generado por nuestra avanzada y tecnológica sociedad, que circula como un tren sin frenos por las vías del progreso.  Si creemos que con la ciencia y la tecnología vamos al salir del pozo en el que nos estamos metiendo somos unos ilusos, no se puede combatir la alienación con medios alienados, la tecnología no podrá solucionar el desastre medioambiental que hemos provocado, tal vez podrá agudizarlo en tal caso. Solemos identificar el progreso social con el tecnológico, pensamos que nuestra sociedad tecno-industrial es superior a las sociedades primitivas porque están más desarrolladas tecnológicamente  y nos equivocamos profundamente, pues el daño que estamos causando a nuestro propio entorno y a otras especies (a nuestra propia especie también) no lo realizaría ningún ser de ninguna especie de esas que consideramos inferiores.
Los tres pilares fundamentales del desarrollo son la tecnología, la burocracia y el consumo, sin ellos el sistema caería, no podrá funcionar.  Todo ello es movido por los combustibles fósiles y por los esclavos asalariados con pérdida de memoria histórica, desclasados, individualistas, narcisistas, domesticados, consumistas y con miedo a la libertad. El tren del progreso avanza hacia un precipicio y nosotros no paramos de echar leña al fuego. Los avances tendrán sus consecuencias y estos problemas originaran otros nuevos descubrimientos que generarán otros problemas y así sucesivamente hasta que se gripe el motor y colapse. 
Se piensa que el Sistema tecno-industrial puede ser socializado de forma horizontal, erradicando lo “malo” y dejando lo “bueno”, pero este para perdurar necesita autoritarismo, despilfarro, dependencia energética y motorización de la vida. Ya la automatización tecnológica (también movida por combustibles fósiles) disminuyó la importancia de los trabajadores en el proceso productivo, pero la explotación laboral continuó al igual que el orden clasista. Eficacia, inmediatez y velocidad es lo que imprimió este “desarrollo” a nuestras vidas, funcionando como la Maquina, transformándonos a su imagen y semejanza, como nuestra guía, como nuestro Dios.
El optimismo producido igualmente por las tecnologías de la comunicación han originado fantasías de crear “comunidades virtuales” o “democracia participativa virtual” para toma de decisiones, nos ayudarán a comunicarnos y las utilizaremos como el soporte democrático en una sociedad de un hipotético “futuro libre”. Pero las redes de telecomunicaciones y de información son inseparables del Estado y de la producción industrial, necesitan de intermediarios, materias primas como el silicio, coltan o germanio (minerales estratégicos) que se encuentran en otros países, medios de transporte, combustibles fósiles, satélites… El llamado ciberespacio (Internet) únicamente es posible con el actual capitalismo globalizado y su división internacional del trabajo. Además de su desaforado consumo de recursos, energía y de destrucción medioambiental.
Puesto que la energía fósil barata ha impulsado la innovación tecnológica, la automatización industrial y el consumismo como forma de vida, el agotamiento del oro líquido nos puede conducir hacia una crisis civilizatoria como nunca se ha dado en la historia de la humanidad. Si no se ponen medios para que la transición futura sea moderada, acusaremos más bruscamente el colapso y las consecuencias humanas serán catastróficas. No se va a adoptar una forma tranquila de vuelta al campo o una reducción drástica del consumo y de energía para mitigar las consecuencias pues para el capitalismo no es rentable. Mientras se tomen soluciones compatibles con el mundo centralizado, jerárquico y artificial como este, cosecharemos  lo que sembramos, autoritarismo, sometimiento y guerra.

            .Ruptura o colapso.
-Tras la derrota del movimiento obrero en España en los 70-80, la deslocalización y tercialización de la economía, los trabajadores ya masificados se transformaron sobre todo en consumidores, enterrando así su conciencia de clase y aburguesándose mediante el crédito. El nihilismo moral, individualismo, la confusión entre felicidad y placer, el hedonismo de mercado, infantilismo, inmediatismo, son síntomas de una sociedad que no aspira a más que a satisfacer su Yo para paliar su ansiedad sin radicalidad, controlados y supeditados por sus deseos instaurados y manufacturados por las grandes empresas de la propaganda.
La crisis, algo inherente al régimen capitalista, mostro un atisbo de esperanza al provocar un gran descontento generalizado sin partidos ni lideres. La partitocracia se encargó que fuera por sus cauces y por la legalidad, y así, los nuevos partidos sacaron tajada de la pérdida de confianza en los partidos tradicionales y se hicieron portavoces del descontento y la indignación. Pero la naturaleza reformista de estos partidos, que no plantean poner fin a la miseria sino perpetuarla,  lo único que consigue es que perdure el Sistema y todo lo que ello conlleva. Solo se busca el pastoreo, el poder solo cambia las mascaras pero son los mismos amos. La autoorganización social y de clase es el único camino.
Promesas de trabajo y progreso son siempre repetidas, y vemos los resultados. Desde 1983 el paro estructural del Estado Español se situaba entre el 20% y el 25%, excepto en los periodos de la burbuja inmobiliaria que nos llevo a la crisis. En un mundo cada vez más automatizado el trabajo escasea y va empeorando, las promesas de crear empleo complacen e ilusionan y en muchas ocasiones la creación de estos empleos justifica grandes infraestructuras destructivas con el medio ambiente  o cualquier megaconstrucción que pueda perjudicar el entorno y a nosotros mismos, como el almacén de residuos nucleares o el fracking. En China, por ejemplo, se están construyendo a destajo grandes urbanizaciones que quedan deshabitadas y fantasma solo para mantener a las constructoras, a saber donde conducirán esas medidas…
Con la crisis aumento el consumo de lujo, las ganancias de los bancos y de las empresas del Ibex35, solo han perdido los de siempre, las explotadas. La austeridad, una idea tan repetida a partir de la crisis, es una idea a reivindicar, pero, ¡para todos! Necesitamos también para cambiar el mundo cambiar nuestras vidas, no necesitamos al Estado para que haga de Papa, la mentira de que el “Estado somos todos” está bastante difundida, realmente somos sus súbditos, trabajamos para él, todo para reproducir un sistema que produce miseria y destrucción. Decir España es decir Estado. La libertad depende de la desaparición del Estado y su burocracia, de la abolición del trabajo asalariado, del desmantelamiento del sistema de producción industrial en masa, de la reapropiación de conocimientos antiguos y del retorno a la agricultura tradicional. Hay que volver a lo local, a la economía de subsistencia y no de acumulación y despilfarro. Tenemos que reconstruir la vida social y el equilibrio con la naturaleza deshaciéndonos de los saberes y deseos mercantilizados.
Es necesario  plantear una ruralización, descentralización, descapitalización y desestatización para acabar con la dominación de unos sobre otros y con el ecocidio globalizado. La tarea es realmente difícil y se necesita de una revolución integral para la ruptura, cosa que en estos tiempos no es posible, pues al movimiento libertario le falta consolidarse y es muy débil, además el poder y su aparato represivo y de control es el más complejo y de largo alcance de toda la historia de la humanidad. Esto no tiene que significar caer en el inmovilismo, pesimismo o pasotismo, pues la vida implica luchar aunque las circunstancias sean desfavorables. Tenemos que plantear alternativas a la vía institucional y a la vida impuesta, sino la gente acabará abandonando las calles y poniendo sus esperanzas en el voto. La vía institucional no cambia lo estructural solo puede reformar el capitalismo y perpetuarlo. Si no tomamos medidas transformadoras en nuestras vidas e intentamos cambiar algo las cosas, el colapso del capitalismo globalizado será aun más duro de superar y violento.
Nos encontramos en una época de la Historia en la que tendremos la posibilidad de retomar el control de nuestras vidas. El propio sistema globalizado puede llegar a derrumbarse y debemos estar preparados. El Capital y el Estado no lo harán por si solos, sin embargo, estarán más debilitados y su poder no llegará tan lejos. Pero si continuamos igual con nuestra desidia y egocentrismo como bandera, la apatía y la atomización crecerán y seremos pasto perfecto para un régimen totalitario o un ecofascismo  donde seguirán habiendo elites y masas, explotados y explotadores pero ahora en un clima más agresivo con un medio degradado, con escasez de recursos vitales y con una sobrepoblación más acusada que tenderá a la violencia para sobrevivir, mientras la militarización y la represión policial se extenderán para controlar zonas y puntos estratégicos y en zonas de exclusión, y esto sobre todo lo sufrirán nuestros descendientes, nuestros hijas e hijos. Si el tren del progreso y del crecimiento no frena, acabará descarrilando.
                                                                                                       

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